Los últimos Diez Años de la Ciencia Política en Argentina

April 21, 2016

La ciencia política en la Argentina ha experimentado un desarrollo notable en los últimos diez años. Tanto los indicadores institucionales en términos de enseñanza e investigación como los indicadores sociales en términos de la relevancia política y social de la disciplina y sus miembros, muestran avances sostenidos y relevantes. 

Entre el retorno de la democracia argentina en 1983 y 2005, se dio un desarrollo excepcional de la disciplina en el país. La estabilidad del régimen democrático y sus libertades, la autonomía universitaria, la apertura de la Carrera de Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires y la creación de nuevas universidades públicas y privadas dieron la posibilidad de un desarrollo disciplinar nunca antes experimentado. En todos esos años, los temas de investigación han tenido fuerte relación con la agenda de los tomadores de decisión y con las agendas de las comunidades de expertos en América Latina de los centros de investigación de punta, sobre todo de Estados Unidos: el funcionamiento de las instituciones de gobierno, los problemas de la transición y consolidación de la democracia, los déficits del régimen democrático y del Estado, la política exterior, los problemas de la representación, el proceso de las políticas públicas y el análisis electoral convivieron con otros temas de más larga trayectoria como la historia de las ideas políticas, el estudio de los autores clásicos y de la estructuración del voto (Leiras, Abal Medina y D’Alessandro 2005). Dada la continuidad de las condiciones estructurales para hacer ciencia política, entre 2005 y 2015 se reafirmó la especialización en la mayoría de esas líneas de investigación, hubo diversificación de la enseñanza y formalización creciente de gran parte de la vida académica.

En la Argentina 35 universidades ofrecen 43 licenciaturas en ciencia política (algunas universidades ofrecen estos programas de formación en más de una sede). Los estudiantes de ciencia política y relaciones internacionales son 19.819. Puede parecer un número pequeño, pero la incidencia de los estudiantes de estas disciplinas en el total de estudiantes universitarios pasó de 0,9 por ciento en 2002 a 1,1 por ciento en 2011. El crecimiento del interés en cursar estas disciplinas acompaña a un muy significativo aumento en las tasas de graduación de los estudiantes de ciencia política y relaciones internacionales, sobre todo en las universidades de gestión pública.

Durante el período analizado, la producción de libros también ha sido significativa, con una diferenciación entre sub-áreas mucho mayor que en períodos anteriores. Muchas de las preocupaciones de los autores, sin embargo, tienen claras líneas de continuidad con la investigación local previa. En el ámbito de las relaciones internacionales, la principal preocupación es la posición de la Argentina en el escenario político y económico global. En la historia política escrita por los historiadores sigue destacándose el siglo XIX, mientras que varios autores optaron por el siglo XX. Los déficits democráticos y los estilos de gestión política de las presidencias Kirchner siguieron motivando estudios iniciados una década antes. Un sistema de partidos que no se recompone llevó a explorar los determinantes de su funcionamiento, sobre todo a partir de la incidencia del diseño federal sobre el comportamiento político y algunas de sus consecuencias, por ejemplo en trabajos sobre movimientos y organizaciones sociales. También se desarrolló una agenda que subrayó el problema de la representación y el funcionamiento de los partidos políticos y la relevancia creciente de las campañas electorales.

La institucionalización y profesionalización de la disciplina se observa también en un proceso creciente de formalización. Este proceso es todavía débil en la definición de los límites de la disciplina y en el reclutamiento y el empleo a tiempo completo de docentes e investigadores, y más fuerte y con tendencia a la alza en la promoción de acuerdo a estándares profesionales con evaluación de pares, y la organización de la disciplina con eje en una asociación (la Sociedad Argentina de Análisis Político, SAAP) que defiende los intereses de sus miembros, promueve la inserción social de la disciplina y está cada vez más interconectada con asociaciones análogas de otros países.

Este proceso marca un cambio respecto de una disciplina orientada alrededor de talentosos intelectuales aislados, hacia una empresa colectiva, una comunidad con límites más claros, reconocimientos y carreras mejor demarcados en los que gana lugar una formación común, un lenguaje común, una cantidad de revistas en común y mayores contactos transnacionales. En la medida en que se incrementan las evaluaciones formales, y se va masificando la cantidad de académicos a evaluar, se va generando la delegación de la evaluación en las editoriales y en las revistas, dando así lugar a parámetros más uniformes de evaluación. En la Argentina estos parámetros son más bien informales en las universidades y más exhaustivas en las evaluaciones de los investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Conicet.1 Los colegas disconformes con ese proceso destacan los defectos de tal estandarización así como los de los procesos de evaluación de pares en las revistas especializadas. Con todo, en términos generales han tenido efectos positivos en cuanto a la circulación de la información, la eficiencia y la planificación de las carreras de los docentes e investigadores.2

Las revistas especializadas suelen ser un indicador utilizado para los análisis disciplinares. En la Argentina las revistas de ciencia política no están especializadas en subáreas —a excepción de algunas publicaciones de relaciones internacionales— y son variables en cuanto al peso de las preferencias de sus editores y en cuanto a su formalización e indización. Un relevamiento de las revistas arroja datos sintomáticos acerca de la producción politológica nacional: entre 2005 y 2014 se publicaron 658 artículos en revistas de ciencia política de la Argentina.3 El 41 por ciento son estudios empíricos, el 15 por ciento teóricos, el 12,9 por ciento de filosofía política, el 4,7 por ciento históricos, el 19,5 por ciento argumentativos (ensayos, propuestas, estados del arte, etc.), y el 6,8 por ciento restante no es especificable.

A los mencionados avances de la ciencia política argentina en el ámbito académico se le debe sumar un importante crecimiento profesional y laboral de los politólogos en el sector público. En primer lugar, debe destacarse la presencia de un mayor número de politólogos en puestos de responsabilidad en los distintos ámbitos gubernamentales, ya sea a nivel municipal, provincial como nacional. Como ejemplo de esto debe remarcarse que al año 2014 se encuentraban en funciones dos senadores nacionales con título de grado en ciencia política o relaciones internacionales. A su vez, otros dos senadores poseían títulos de posgrado en nuestra disciplina. Por su parte, en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación al año 2014, diez diputados contaban título de grado en ciencia política y otros cinco diputados con títulos de posgrado en disciplinas afines a la ciencia política como la Administración Pública.

Para concluir, la ciencia política argentina está en expansión. Su relevancia como disciplina autónoma ha crecido, y su relevancia social se está acrecentando. Ello redunda en un escenario con más oferta académica, más alumnos, más y más reconocidas publicaciones y líneas de investigación que están en contacto y sintonía con las agendas de otras comunidades politólogicas del mundo y con una creciente necesidad de comprender, interpretar y explicar los problemas políticos (entendidos en un sentido amplio) del país. Pero así como han crecido la ciencia política académica y sus niveles de profesionalización en la producción y transmisión del conocimiento, también la ciencia política se ha profesionalizado fuera de los circuitos académicos tradicionales. El desafío por delante es mantener este camino de consolidación manteniendo su riqueza y su heterogeneidad.


Notas

1 Según datos suministrados por la Oficina de Información Estratégica en Recursos Humanos del Conicet, hacia finales del año 2013 y comienzos del año 2014 el organismo contaba con un total de 7.902 investigadores, de los cuales el 21,2% pertenecía al área de Ciencias Sociales y Humanidades. Entre estos últimos, se podía encontrar un total de 130 profesionales con título de grado en ciencia política.

2 La cantidad de artículos de revistas argentinas subidos al portal Scielo (Scientific Electronic Library Online) en las áreas Humanidades y Ciencias Sociales Aplicadas subió de 127 en 2000 a 687 en 2013, lo que representa un aumento del 540 por ciento. En el área de la ciencia política, los investigadores del Conicet, considerados los más productivos del sistema, publican casi el 60 por ciento de sus artículos en revistas locales, cifra que asciende al 80 por ciento al considerar revistas de la región, con una media de 3,3 artículos por investigador entre 2004 y 2008, cifras similares a la de los investigadores en sociología y economía (Gantman 2011).

3 Se analizaron las revistas POSTDataRevista SAAPStudia PoliticaeRevista de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (Universidad de Palermo), ColecciónRevista Argentina de Ciencia Política, Política y GestiónTemas y DebatesMiríada y Desarrollo Económico. No se contabilizaron reseñas bibliográficas, entrevistas, ni notas cortas de opinión.

Referencias

D’Alessandro, Martín, Juan Abal Medina (h.) y Marcelo Leiras. 2015. “La ciencia política en Argentina 2005-2014: el camino de la consolidación dentro y fuera de las aulas universitarias”. Revista de Ciencia PolíticaXXXV (1): 3-17.

Gantman Ernesto R. 2011. “La productividad científica argentina en ciencias sociales: economía, psicología, sociología y ciencia política en el Conicet (2004-2008)”. Revista Española de Documentación CientíficaXXXIV (3): 408-425.

Leiras, Marcelo, Juan Abal Medina y Martín D’Alessandro. 2005. “La ciencia política en Argentina: el camino de la institucionalización dentro y fuera de las aulas universitarias”. Revista de Ciencia PolíticaXXV (1): 76-91.

About Author(s)

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Martín D'Alessandro
Doctor en Ciencias Sociales (Universidad de Buenos Aires). Profesor de Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires. Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Recientemente ha co-editado el volumen La ciencia política de Guillermo O’Donnell (Buenos Aires, Eudeba, 2015). Actualmente se desempeña también como director de la revista de ciencia política POSTData y como presidente de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP).