El racismo contra las personas indígenas

August 15, 2018

En Latinoamérica, hoy en día y también por toda historia, han existido muchas formas de racismo contra las personas indígenas. Ellos no tienen mucha representación en los gobiernos, hay estereotipos horribles pero muy comunes y generalmente no tienen el respeto que merecen. ¿Pero cómo empezó este racismo contra las personas indígenas? En mi opinión, todo empezó con los conquistadores y la colonización de las personas indígenas y su tierra. El historiador John Chasteen se refiere a la injusticia social que fue consecuencia de la colonización como el “pecado original” de Latinoamérica, y estoy de acuerdo en muchas maneras. Antes de la colonización, había muchas tribus muy fuertes. Por ejemplo, Michael Coe y Rex Koontz escriben sobre la civilización Azteca, una de las civilizaciones indígenas más fuertes en toda la historia de Latinoamérica.

Los Aztecas fueron muy sofisticados con sistemas complicados de agricultura, gobierno y religión. Los Aztecas también hicieron una gran cantidad de literatura y arte. Ellos construyeron una ciudad muy avanzada y poderosa antes del terror y la destrucción de la colonización. Los conquistadores no solo destruyeron su civilización, sino también empezaron una vida de racismo y desigualdades para los sobrevivientes. Por ejemplo, Coe y Koontz dicen que “the image of the Aztec people as bloodthirsty savages bent only on rapine and murder [is] an image carefully fostered by the conquistadors” (Coe y Koontz 18). Esta cita describe la tesis que voy a argumentar y tratar de probar en este ensayo: el racismo y opresión contra las personas indígenas que existe hoy es la culpa de los conquistadores.

Aunque las civilizaciones como la Azteca fueron muy grandes y fuertes, los españoles y portugueses conquistaron la tierra indígena en toda Latinoamérica de todas maneras. Los conquistadores no solo mataron a las personas indígenas y robaron su tierra, pero también empezaron un tipo de racismo sistémico que se llama “hegemonía”. Hegemonía es la palabra usada para describir cómo los españoles y portugueses trajeron su cultura occidental a Latinoamérica y enseñaron a los nativos que la cultura nativa fue la cultura inferior (a través de su dominación). Poco a poco, bajo la ley europea, los latinoamericanos empezaron a aceptar la cultura de los conquistadores como la cultura superior. Aunque los conquistadores no específicamente tuvieron la intención de eliminar la cultura indígena, su dominación político forjó un sentido de inferioridad sobre cada parte de la vida indígena. John Chasteen describe este tipo de dominación lenta sobre una nación como “a steady preponderance rather than an iron rule” (Chasteen 69). En mi opinión, la hegemonía colonial empezó porque, después de muchos años de perder tantas personas a manos de los conquistadores y su violencia, las personas indígenas no podían luchar contra los europeos más. Los europeos ya tenían demasiado poder de su territorio y no había una manera en que ellos hubieran ganado. Entonces, después de muchos años, empezaron a aceptar su nuevo modo de vida. Chasteen también describe la aceptación de la cultura occidental y dice “when they accept the principle of their own inferiority and, in the old-fashioned phrase, ‘know their place,’ they participate in their own subjugation” (Chasteen 69). Pues, creo que las personas no quisieron aceptar la cultura nueva o “participate in their own subjugation”, pero no tuvieron ninguna otra opción. Este fenómeno es un tipo de racismo porque sigue la idea de que la cultura indígena es inferior en comparación a la cultura europea, y esta idea resulta en mucha opresión contra la cultura “inferior”.

Aunque la colonización de Latinoamérica fue hace mucho tiempo, los efectos racistas, empezando por la hegemonía colonial, todavía afectan la región hoy en día. Teun A Van Dijk habla sobre los tipos de racismo, como los estereotipos horribles y las estructuras injustas de los gobiernos, en su libro Racism and Discourse in Spain and Latin America. Él escribe sobre un estudio que ocurrió en México contemporáneo que reveló un estereotipo que todavía es común entre personas Mexicanas. Él dice que “characterizations of indigenous peoples in terms of ‘savages’ was of course hardly new, and continued a long tradition of European imagery … Such an explicit racist discourse is not incompatible with paternalistic discourse that calls for the the education and ‘civilization’ of the ‘Indians’” (Dijk 112). En esta cita, Dijk habla sobre un estereotipo que empezó con la colonización, pero todavía existe en muchas partes de Latinoamérica (específicamente México en este caso). Dijk describe que este estereotipo, que los indígenas son personas salvajes, fue causado por una meta de los conquistadores. Los europeos quisieron reemplazar el modo de vida de Latinoamérica con su manera “correcta” para vivir, en vez de la forma de vida de las personas indígenas. Este fenómeno es comúnmente conocido como “white man’s burden” en inglés. Pero, aunque este modo de pensar fue usado para oprimir a los latinoamericanos, como consecuencia de la hegemonía, éste es utilizado por los latinoamericanos para oprimirse entre ellos. Después de muchos años, los latinoamericanos hoy en día continúan el racismo contra las personas indígenas empezado por sus enemigos originales, los europeos. Este ejemplo retrata cuán poderosos fueron el control y hegemonía de los españoles y portugueses.

Este racismo contra las personas indígenas en la región Latinoamericana también está presente en los gobiernos de todo el continente. Dijk habla sobre el problema de racismo en la política y dice que “Most parliamentary discourse … barely talks about indigenous peoples at all

–let alone that these have a major voice in the deliberations” (Dijk 101). Aunque las personas indígenas son una gran parte de la población de México, Guatemala, Perú y muchos otros países de Latinoamérica, todavía no tienen mucha representación en los gobiernos. A causa de la falta de la representación política, los problemas como la pobreza y estándares de vida muy bajos en comunidades indígenas que muchas veces no tienen la atención que merecen. Esta falta de representación continúa el racismo que empezó con la colonización. Los conquistadores empezaron un sentido de superioridad sobre las personas indígenas, que todavía existe hoy, pero ahora resulta en los gobiernos que no tienen respeto por las comunidades indígenas.

Ya que este racismo ha sido una gran parte de Latinoamérica desde la época colonial, es muy difícil pensar en maneras con las que la región pueda cambiar los sentimientos sobre las personas indígenas después de tantos años. Pienso que hay dos partes del racismo que existen: hay el racismo en un nivel personal y un nivel más estructural. Por un lado, necesitamos parar los estereotipos y los malentendidos que existen y, por el otro, lado necesitamos tener más representación de las personas indígenas en las estructuras políticas para que ellos y sus desafíos sean tomados en serio.

Para combatir el racismo sistémico, me gusta la idea del artículo publicado por Global Americans. El artículo sugiere que Latinoamérica haga un tipo de acción afirmativa para reservar posiciones de poder en los gobiernos para las personas indígenas. Un sistema como éste resultaría en más personas indígenas con la oportunidad de hablar sobre sus desafíos a gran escala. Pero, a la vez, esta idea todavía hace una separación entre las personas indígenas y los otros ciudadanos. El artículo dice que “reserved seats may be a good starting point to increase indigenous political representation, but this policy in isolation is not likely to solve the issue as a whole” (Global Americans 1). Estoy de acuerdo con esta cita porque creo que reservar posiciones para personas indígenas es necesario ahora. Creo que hay muchísimos problemas grandes en las comunidades indígenas como la pobreza extrema que necesitan tener más atención muy pronto, pero a la vez este sistema está perpetuando la idea de que personas indígenas son diferentes de los otros ciudadanos. Esta separación conduce a la próxima forma del racismo que voy a discutir.

Al otro lado está el racismo más personal. Este tipo de racismo es la causa de los estereotipos y los sentimientos malos contra las personas indígenas que yo describí antes. Creo que la sola manera para combatir este tipo de racismo forjado por los conquistadores es recordando que todos nosotros somos humanos. Necesitamos recordar que, a parte de nuestra historia o nuestras creencias, todos nosotros sangramos y sufrimos de la misma manera. El camino a la igualdad en Latinoamérica no será fácil o corto, y no pienso que exista una solución perfecta. Entiendo por qué el progreso necesita tanto tiempo, especialmente en este caso cuando el problema está profundamente arraigado en la cultura y la historia de la región. Pero espero que, después de todo lo que han sufrido a causa de la colonización, las personas indígenas finalmente reciban el respeto que merecen y cambios reales ocurran.

Para concluir, pienso que la cita de Dijk “it is important to recall that Latin American racism is historically rooted in European colonialism and its racist beliefs and practices” es un buen resumen del tema que yo quiero retratar con este ensayo. Aunque la colonización ocurrió hace mucho tiempo, es la responsabilidad de nuestra generación tratar de reparar el daño que trajeron los conquistadores con nuestra compasión, apoyo y respeto a las personas indígenas.

REFERENCES

  1. John Charles Chasteen . (2016). "Born in Blood and Fire: a Concise History of Latin America". W.W. Norton & Company.
  2. Michael D. Coe, Rex Koont. (2013). "Mexico: from the Olmecs to the Aztecs". Thames & Hudson.
  3. Teun A. va Dijk. (2005). "Racism and Discourse in Spain and Latin America". John Benjamins Publishing Company.

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Dana Cornacchio
Dana Cornacchio is a fourth year undergraduate student at the University of Pittsburgh pursuing a Spanish major, a studio art minor, and certificates in children’s literature and Latin American studies. During summer 2018, Dana completed research with the Office of Undergraduate Research comparing contemporary children’s literature from the United States and Argentina. Dana continued her studies of Latin America by studying abroad in Buenos Aires, taking classes in Spanish and teaching English lessons at a local school. After graduation, she hopes to pursue a masters in education in order to teach Spanish language in a classroom of her own one day.