Pueblos Indígenas Hoy: Viejas Luchas en un Nuevo Contexto

October 12, 2016

Durante las últimas dos décadas en América Latina fue noticia la emergencia movimientos indígenas en las arenas políticas. Su irrupción supuso un cambio en las dinámicas políticas de varios países tanto por la creación de partidos étnicos como por la capacidad de reformar las constituciones para incluir derechos multiculturales (Van Cott 2005). Sin embargo, durante los últimos años la presencia política de los pueblos indígenas parece haber perdido la centralidad y la visibilidad que tenía (Martí i Puig 2014).

En la dirección expuesta cabe preguntarse ¿Cuál es el futuro de las demandas y comunidades indígenas después de la «década de los pueblos indígenas» que impulsó Naciones Unidas desde 1993-2002? En los últimos años han desaparecido algunos antiguos aliados de los pueblos indígenas, como fueron algunos partidos de izquierdas que levantaron la bandera de la multiculturalidad. Además, las organizaciones indígenas se han topado también con los efectos perversos de la lucha contra el terrorismo y la criminalización de la protesta, a la vez que han sido víctimas directas del modelo de desarrollo neo-extractivista basado en la explotación de yacimientos de minerales, gas o petróleo que están en sus territorios. 

En este nuevo contexto, la presencia de los movimientos indígenas ha disminuido en casi toda la región. Así hoy el zapatismo se ha convertido en un movimiento residual en la agenda política mexicana y las formaciones políticas mayas no han cuajado en Guatemala. En otros países como Chile, Perú, Paraguay o Brasil los gobiernos han ignorado (o silenciado o reprimido) directamente los intereses de los pueblos indígenas cuando han entrado en colisión con sus planes de crecimiento. Incluso en los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) las demandas de las comunidades indígenas se han relegado a un segundo plano, tal como se ha constatado con el conflicto del parque Nacional de Tipnis en Bolivia o con los pueblos de la cuenca amazónica en Ecuador.

¿Significa lo anterior que los movimientos y las demandas indígenas dejen de estar presentes en la región? ¿O que las comunidades hayan abandonado sus luchas? La respuesta, creo, es no. El hecho de que la mayoría de los recursos estratégicos del siglo XXI (agua, biodiversidad, gas, petróleo, minerales, bosques) estén ubicados en zonas donde habitan pueblos indígenas hace prever que episodios como los de Bagua en Perú, de Awas Tingni en Nicaragua, Cherán en México o de Ralco en Chile, se multipliquen en el futuro (Martí i Puig, Wright & Aylwin 2012).

Pero este cierre de «oportunidades políticas» sí supone un cambio en la forma en que los movimientos se organicen y expresen sus demandas. Y en este proceso tanto el aprendizaje organizativo de las últimas décadas como la justiciabilidad de los derechos multiculturales hoy reconocidos (fruto de las últimas reformas constitucionales) van a ser decisivos (Martí i Puig 2010). Seguramente hoy la lucha de los pueblos indígenas se lleve a cabo con menos aliados y sin tanta consideración por parte de los gobiernos, aunque posiblemente también sea más continua y silenciosa, y, sobre todo, más vinculada con el conocimiento, la identidad y la comunicación. En definitiva en esta lucha las nuevas tecnologías de la comunicación van a desempeñar un rol crucial.

 

Comunidades Letradas y Reivindicativas

Pero el tiempo no ha pasado en vano para las comunidades indígenas ni para sus miembros en cuanto al reconocimiento de sus identidades, el incremento de su formación y su manejo de los mensajes a través de su “alfabetización” en las nuevas tecnologías de la comunicación. Desde ya hace más de medio siglo muchos pueblos han ido normando (y algunos estandarizado) sus lenguas y han impulsado mecanismos para comunicarse y amplificar sus señas de identidad (Brysk 2009). Además, durante la última década se han expandido y multiplicado instituciones de formación indígena, muchas veces a través de Universidades Indígenas y Multiculturales (Martí i Puig & Dietz 2013).

Fruto de este proceso en la actualidad en muchos pueblos indígenas han aparecido comunidades letradas que, a diferencia de décadas anteriores, no son ni minoritarias ni representan intereses de una minoría acaudalada. Hoy en muchas comunidades existen jóvenes generaciones que se han formado en su lengua e identidad, a la vez que han adquirido destrezas y habilidades en nuevas tecnologías, en manejo de “sus” recursos y en la defensa de sus derechos. Sin embargo, la formación que han adquirido estos jóvenes no ha supuesto que éstos ascendieran económicamente ni se gentryficaran y, con ello, no ha habido una disminución de su potencial reivindicativo.

Así, con estas nuevas generaciones se ha incrementado la capacidad de estos pueblos de generar redes, compartir y debatir las problemáticas, y articular demandas. En esta labor las radios comunitarias, los teléfonos móviles, la auto-producción de material audiovisual y, sobre todo, internet han sido claves. A través de estas herramientas muchas comunidades han podido insertarse en redes transnacionales de defensa que trabajan globalmente en torno a temas como la defensa del medioambiente, el etnodesarrollo o la defensa de comunidades indígenas (Keck y Sikkink 2000). Es decir, los nuevos colectivos letrados se han conectado con redes cuyo motor es la lucha por valores compartidos, con un discurso común y un denso intercambio de información con el fin de defender causas o luchar contra medidas que les perjudican.

 

Luchas en y con la Red: Campañas y Comunidades

En la dinámica descrita anteriormente se entiende que las nuevas tecnologías han posibilitado dinámicas simbióticas entre las campañas, las redes transnacionales y las comunidades. ¿Cuál ha sido la clave de esta relación? Según Brysk (2005) esto ha sido posible porque las redes transnacionales han aportado a las comunidades indígenas las llamadas “5 Cs”, a saber, a los cinco componentes del apoyo siguientes: el contacto, la consciencia, el coraje, el cash y las campañas.

El contacto es el papel intermediario que han jugado la nuevas tecnologías al relacionar ONGs, iglesias y movimientos de solidaridad con redes indígenas y/o indigenistas. Es preciso señalar que en sus inicios el contacto tuvo mucha importancia debido a la lejanía geográfica y social de los pueblos indígenas, si bien hoy aún siguen teniendo un rol vital a la hora de crear “nodos” que supongan espacios de protección o interlocución que abren (o cierran) las puertas a otros ámbitos relacionales como son el acceso a organismos internacionales o a medios de comunicación. La consciencia tiene que ver con la creación de nuevas formas de entender determinadas situaciones, elaborar relatos, interpretar la realidad y hacer diagnósticos diferentes y críticos (el framing). Obviamente, la construcción de las demandas es siempre un diálogo entre las comunidades, y en ese diálogo puede generarse cambios en la naturaleza de los actores, nuevas alianzas y cambios en las correlaciones de poder. El coraje es la fuerza que ha dado el “monitoreo global”, gracias al cual muchas veces se ha podido frenar –o al menos suavizar– la represión del Estado. El cash se refiere a la prestación de recursos materiales, que son de gran ayuda cuando se suman a recursos organizativos. Es importante subrayar que la gran mayoría de las comunidades indígenas no pueden sostener un contacto permanente con sus aliados sin una asistencia externa. Finalmente cabe nombrar a las campañas que, impulsadas por redes transnacionales, han tenido la capacidad de influir los Estados ya que les ha puesto en el punto de mira de la comunidad internacional (Martí i Puig y Silva 2014).

De lo expuesto en este breve texto se podría concluir que hoy los miembros de los pueblos indígenas continúan luchando a pesar de no ser tan visibles en la política nacional ni estar “tan de moda”. En la actualidad, las nuevas tecnologías de comunicación y la consolidación de comunidades letradas han supuesto la reconversión del movimiento indígena y la continuidad de su lucha. Una lucha que ahora se centra en la defensa de sus recursos y que se articula desde lo local y desde la red cívica transnacional.


 Referencias:

Brysk, A. (2009) De la tribu a la aldea global. Derechos de los pueblos indígenas, redes transnacionales y relaciones internacionales en América Latina. Barcelona: Edicions Bellaterra.

Brysk, A. (2005) “Globalización y Pueblos Indígenas: El rol de la sociedad civil internacional en el Siglo XXI” en: Salvador Martí i Puig (ed) Pueblos indígenas y política en América Latina. Barcelona: Edicions Bellaterra.

Keck, M. y Sikkink, K. (2000) Activistas sin fronteras. México: Editores Siglo XXI.

Martí i Puig, S. (2010) “Después de la década de los pueblos indígenas, ¿Qué?” Revista Nueva Sociedad, 227.

Martí i Puig, S. Wright, C. & Aylwin, J. Eds. (2012) Entre el desarrollo y el buen vivir. Recursos naturales y conflictos en los territorios indígenas. Madrid: Libros de la Catarata.

Martí i Puig, S. & Dietz, G. Eds. (2014) Empoderamiento y educación superior en contextos multiculturales en México. Barcelona: Edicions Bellaterra.

Martí i Puig, S. y Silva, E. Coords. (2014) “Movilización ciudadana transnacional. Nuevas formas de activismo político” Revista CIDOB d’Afers Internacionals nº 105.

Van Cott, D. L. (2005) From Movements to Parties. NY: Cambridge University Press.

About Author(s)

Salvador Martí-i-Puig
Salvador Marti Puig is a permanent lecturer at the University of Girona (Spain) and member of the Barcelona Centre for International Affairs CIDOB. He has a PhD in Political Science and Administration (1997), a Master’s in Latin American Studies (1994) and a BA in Political Science and Sociology (1992). He has been a visiting lecturer and researcher in various centers in Europe, the United States and Latin America. His research focuses on comparative politics, including processes of democratization, collective action, social movements, parties, and party systems in Latin America.