Comerciantes Aymaras como una élite emergente en Bolivia

October 5, 2016

El proceso de cambio en Bolivia ha impulsado una política de desarrollo alternativo y resistente al capitalismo que funciona en el mercado mundial. Sin embargo, la implementación de este modelo económico, a casi diez años de su inicio, está generando un crecimiento significativo de una nueva élite burguesa que proviene de las clases comerciantes populares de este país.

La Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, propone un modelo productivo donde el principio de reciprocidad de los intercambios comerciales tendrían que ser entendidos a partir de sus fuertes raíces indígenas. Este modelo propone una forma de economía colectiva opuesta a una economía individual, pero su proceso de crecimiento ha incrementado de igual manera un patrón de comportamiento asimilable a un modelo de mercado capitalista.

El presente artículo explora las tensiones surgidas al interior de este proceso, donde el flujo económico representa momentos complejos y ambiguos para mantener el modelo sociocomunitario productivo implementado desde el año 2006.

El proceso de reinvindación aymara había empezado antes de que Evo Morales se convierta en presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. La Ley de Exvinculación de 1874 que sancionaba la propiedad del ayllu[1] por la propiedad individual quería dividir territorios individualizando la propiedad comunal de pueblos indígenas, mediante la dotación de títulos individuales. Para hacer frente a esta ley, en 1880 se constituye un movimiento indígena que conseguiría parciales reinvindicaiones. Este movimiento comenzó a rebasar los marcos legales, pasando a otra etapa más subversiva, en la cuál se configuró claramente el poder de los ayllus y comunidades que planteaban el derecho a la autonomía. Hubieron diversos sucesos y guerras donde los indígenas fueron combatidos por el Estado y pasaron momentos muy complicados de abuso y explotación. Muchos de ellos fueron objetos de constantes apresamientos y enviados posteriormente al campo de batalla, muchos de los líderes indígenas eran encarcelados. Todos fueron llamados “comunistas” o “subversivos” y  acusados de “atentar” contra la seguridad del Estado.

La insurrección armada del 9 de Abril de 1952 fue uno de los acontecimientos más importantes para la reivindicación indígena porque dio inicio al resquebrajamiento del periodo de exclusiones e inauguró la etapa de la democratización del país; pero a la vez, permitió ciertas líneas de continuidad postcolonial, en especial para los pueblos originarios. Esta revolución ocasionó cambios sociales como la Reforma Agraria de 1952[2], la multiplicación de escuelas rurales y el voto universal, y la creación de los “sindicatos campesinos” en el campo político. A pesar de estos avances la reforma agraria tenía cierta ambigüedad a la hora de reconocer el carácter pluricultural y multilingüe de Bolivia.

Es importante resaltar que esta revolución generó un proceso migratorio significativo del sector rural hacia las ciudades, el cual trajo consigo un proceso intercultural significativo en el cual las cosmovisiones indígenas originarias se insertarían en el ámbito político, económico y social de manera contundente.

La consolidación del nuevo proyecto político liderizado por Evo Morales Aima durante el siglo XXI puede entenderse, entonces, como un largo proceso de movilizaciones sociales que se potenciaron dentro de una coyuntura de institucionalización de la democracia y que viene generando una nueva cultura política en Bolivia. En ese contexto, la participación social urbana y rural se ha dinamizado a partir de un proceso de descentralización y de nueva distribución del poder y la economía.

La nueva estructura política del Estado Plurinacional de Bolivia promueve la democracia y busca la superación de una cultura colonialista, que es uno de los principales obstáculos de la igualdad. Esto se refleja en la nueva constitución aprobada en 2007 y ajustada en 2009, la cual promueve una aplicación de los derechos sociales e individuales para promover una dinámica socio-comunitaria y colectiva del Estado, reconociendo 36 diferentes naciones indígenas en Bolivia. El Estado unitario es transformado a un Estado que está conformado por autonomías departamentales e indígenas, reconociendo la elección de autoridades locales por medio de los “usos y costumbres”, los cuales a su vez reconocen la justicia comunitaria. El Estado promueve, entonces, una organización social y política de descolonización de pueblos originarios fortaleciendo autonomías territoriales.

En este sentido, los principios del cambio político ocurrido en Bolivia proponen un modelo indígena socio-comunitario productivo diferente al capitalismo y que desarrolla una economía de la reciprocidad. Este modelo se opone a la economía de mercado individualista que concentra el capital en una acumulación de riqueza privada. La economía en los pueblos indígenas originarios es colectivista y promueve la redistribución y cooperación. Esto, como se indicó, según los principios que regirían este proceso de cambio.

Un fenómeno socio-económico y cultural que es central para ejemplificar que también existen cambios en este proceso, es la feria de El Alto que empezó a raíz de la migración indígena a mediados del siglo XX. Esta feria se ha ampliado y modificado de acuerdo al contexto político y social, generando una nueva élite que apunta a reivindicar lo comunitario productivo desde la economía. La feria de El Alto nace en 1960 junto con la migración campesina y minera que se registró antes de que El Alto fuera declarada ciudad en 1985. En los 70’s los vendedores eran pocos y se comerciaba papa, chuño y artículos producidos por las familias migrantes. Con el transcurso del tiempo, el crecimiento de este mercado generó transformaciones significativas tanto a nivel económico como a nivel de la comercialización de los productos nacionales e internacionales cada vez más diversos.

Simon Yampara, estudioso aymara, menciona:

“La política fundamental del gobierno del MAS (Movimiento al Socialismo) ha sido la profundización del rentismo como expresión de continuidad colonial y neoliberal, con máscara de redistribución de lis ínfimo hacia los más pobres, pero conservando el grueso de los ingresos en el 20% de la población más rica (último informe PNUD). ¿Y qué pasa con el resto? ¿Dónde está el 80% de la población? Ese resto está practicando economía informal, y ahí viene el problema del qhathu 16 de Julio (mercado 16 de Julio). El  qhathu 16 de Julio es un sistema de autogeneración de empleo, de ocupación, y de riqueza. La dinámica socioeconómica del qhathu se parece al textil andino… tiene ese  orden o desorden”.

Según Yampara existen dos lógicas y dos cosmovisiones sobre la vida desde las que se pueden mirar y criticar este mercado. Desde la lógica occidental esta feria es un total desorden y por eso no es reconocida como un “mercado” formal y es catalogada como un caos, al que muchas veces se le agrega el adjetivo de “cosas de indios”. Desde la cosmovisión andina, existen principios que se observan en estos espacios de intercambio, como por ejemplo el “doble uso”. Yampara al respecto, da un ejemplo ilustrativo de este punto.

La organización del espacio de una vivienda rural, vas a ver su corral de ganado, su lugar de cocina, el silo de cebada, el silo de papa, de chuño y, en la casa misma, tienen su carona/tendido para los animales de carga y eso sirve, a su vez, de colchón para dormir. Entonces, eso, para el extraño, es un desorden (“Qhathu y mercado”).

La entrada de mercados internacionales da paso a una globalización que parece ser inevitable. Estas lógicas, aunque se estan viendo modificadas, encuentran sus formas de resistencia conservando tradiciones como la “yapa”, que es un gesto que implica un acto de agradecimiento por parte de los vendedores donde ellos regalan una porción adicional de lo que vendieron a los compradores, o la “rebaja”, que está siempre presente en toda compra. Es un hecho que los vendedores ofrecen precios que son pensados para ofrecer rebajas que serán solicitadas por sus compradores, por lo tanto, estas prácticas de intercambio hacen de este consumismo algo más espiritual y no solamente comercial.

La feria de El Alto en La Paz muestra la fuerza de elites indígenas-aymaras que influyen en la economía boliviana, sin embargo, no hay datos cuantitativos específicos de cómo estos sectores influyen en el desarrollo económico del país como, por ejemplo, en la tasa de desempleo y PIB nacional. Aún cuando parece necesario demostrar la incidencia de este tipo de mercados en el país como un instrumento que permita diseñar nuevos caminos al desarrollo nacional, lo que es un hecho es que a pesar del crecimiento y la influencia de las nuevas élites en la economía boliviana impulsados por el proceso de modernización y globalización mundial, existen mecanismos de resistencia que mantienen su cosmovisión y formas de intercambio que hacen única la manera en la que se desarrollan los mercados de países como Bolivia. Las políticas públicas que apoyen estas cosmovisiones culturales y sociales, y las articulen a proyectos de desarrollo económico, son las que podrán lograr un progreso para la región de acuerdo a las características de cada cultura y con el apoyo del pueblo.

 


Notas:

1) El ayllu es una forma de organización socio económica que se desarrolló el interior de las culturas andinas. El ayllu está constituido por un grupo de familias que forman parte de un territorio, unidas por relaciones de parentezco, con un idioma común, religión y trabajo comunitario. Los términos como comunidad, linaje, genealogía, género, parentesco, se asocian al ayllu.

2) Durante la Revolución de 1952 se realizó la Reforma Agraria que transformó la participación ciudadana y la distribución de tierras. Esta reforma logró terminar con el régimen terrateniente en el occidente del país y el control del Estado sobre los recursos naturales. Además, se establece por primera vez el voto universal que incluye a la población indígena y también a las mujeres.

Bibliografía:

Yampara Huarachi, Simón y Dominique Temple. Qhathu y Mercado. Entrevistas y reflexiones sobre el qhathu de la 16 de julio. (2006).  <http://dominique.temple.free.fr/reciprocite.php?article19> 17 Mayo 2015.

Yampara Huarachi , Simon. “Cosmovivencia Andina. Vivir y convivivr en armonía integral – Suma Qamaña”. Bolivian Studies Journal. Vol 18 (2011).

http://bsj.pitt.edu/ojs/index.php/bsj/article/view/42 17 Mayo 2015.

About Author(s)

alexis.vargas10's picture
Alexis Vargas
Alexis Vargas is from Bolivia. She is candidate for a Master’s in Public Administration majoring in Policy Research and Analysis. She studied Business Administration at the Military School of Engineering in Bolivia. She worked for the Government of Bolivia., at the Ministry of Education of Bolivia and at the Ministry of Culture. She found Harmony of the Andes which is a startup nonprofit organization to be based in the United States developing health education programs for street children in Bolivia. She is an part-time instructor at the University of Pittsburgh