¿Es UNASUR un Instrumento para la Hegemonía Brasileña?

October 13, 2016

La búsqueda de Brasil por ser un global player (jugador global) y una potencia regional, a partir de la década de 1990, es cada vez más notable por la comunidad internacional, especialmente con relación a sus vecinos suramericanos. Desde su aproximación con Argentina, a partir de los años 1970, Brasil ya figuraba como protagonista de las relaciones internacionales regionales. En este contexto fue concebido el MERCOSUR (Mercado Común del Sur), bloque comercial que también fue usado por Brasil como plataforma para la promoción de sus intereses regionales y globales.

Como el MERCOSUR no fue planeado con el propósito final de integración política suramericana, su propósito mayor es el económico. Como se sentía la necesidad de creación de otros mecanismos para lograr una integración política más plena y extensa, otras iniciativas fueron pensadas, como el Plan de Acción para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y la propia Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) (Cervo, 2008).

Teniendo en cuenta todos los temas anteriores, Brasil comienza a reforzar su papel de global player, con la convocación de la Cumbre Suramericana en Brasilia, en 2000 (Visentini & Pereira, 2008), el embrión de la UNASUR, a partir de la creación de la Comunidad Suramericana de Naciones (CASA), que tiene como brazos la infraestructura de la IIRSA y el eje comercial del MERCOSUR y de la Comunidad Andina (CAN).

Con el nivel de interdependencia y la armonización entre los países creciendo, hubo una solidificación del proceso de integración, desenlazando la UNASUR (Amorim, 2011). Esta organización tiene su carácter político institucionalizado en su Carta. Por lo tanto, se convierte en parte clave de la integración regional suramericana por tener como objetivo lo que ni el MERCOSUR ni la CAN consiguieron realizar: una integración política más allá de las relaciones comerciales.

En la afirmación de este proyecto, sin embargo, no ha faltado desconfianza regional sobre un intento de Brasil de ser hegemónico dentro de la UNASUR (Gama, 2010). Muchos autores brasileños afirman que América del Sur ya estaría bajo un régimen unipolar capitaneado por Brasil (Rezende 2014). Siendo el país “más fuerte” del continente, Brasil ya poseería el poder de moldear las instituciones suramericanas de acuerdo con sus preferencias, ya que, como polo único, actuaría como proveedor de los costos de la cooperación, dejando que los demás Estados hicieran el bandwagon (carro de acompañamiento) con Brasilia. ¿Son estos temores válidos?

Recordando que unipolaridad, hegemonía e imperialismo son términos distintos, es importante demostrar que, aceptando que América del Sur pueda estar bajo una unipolaridad, decidimos por la hipótesis que Brasil no actúa como hegemon regional dentro de UNASUR. Para conseguir destacarse hegemónicamente, es necesario que sean considerados los intereses y las tendencias de los grupos sobre los cuales la hegemonía será ejercida, de modo que se forme un equilibrio de compromiso, o sea, que el Estado dominante haga sacrificios de orden económica (Gramsci, 1957) y que sea el fiador hegemónico político-militar del orden (Habermas, 2003). Además, conforme afirma Arrighi (1997), hegemónico es el actor que consigue liderar un sistema de Estados en determinada dirección, siendo percibido como si estuviera buscando un interés universal, aunque tenga como objetivo final un interés particular.

De esta manera, muchos podrían agregar que si el país no es hegemónico clásico, sería, entonces, hegemónico consensual. El objetivo del actor hegemónico consensual es tomar el liderazgo del bloque y desarrollarlo conjuntamente, buscando intereses universales, hasta el punto en que su preponderancia no sea más necesaria, ya que los Estados lograran un desarrollo conjunto.

Consideramos que, a pesar de la preponderancia económica brasileña, el país no se enmarca ni en el concepto neorrealista clásico de hegemonía ni en la definición de la hegemonía consensual, pues está al lado de actores regionales que no se ponen en posición de subalternos ni toman los intereses brasileños como suyos.

Lo que se nota, por lo tanto, en América del Sur, es una hegemonía compartida por los Estados más grandes y ricos del subcontinente, que son Brasil, Argentina y Venezuela. Aunque tengamos mencionado el término imperialista antes, este análisis no será hecho en el momento, por ser largo y demasiado importante para resumir, siendo que amplios estudios sobre el tema han sido publicados por Keohane (1984) y Cox (1993).

Nosotros decidimos mostrar nuestra hipótesis con un estudio de caso. Según Robert Yin (2003), esta metodología de análisis tiene como esencia esclarecer la pregunta “¿Cómo?” en un conjunto de decisiones y acciones que fueron tomadas en un panorama contemporáneo después de haber sido establecida una base teórico-histórica. Como en estudios de caso podemos usar elementos cualitativos y cuantitativos, decidimos hacer un análisis cualitativo inicialmente en dos puntos de los planes de acción del Consejo de Defensa Suramericano (CDS) y los planes de la Iniciativa para la Integración Regional Suramericana (IIRSA). Ambos son parte de la UNASUR y van más allá de los conceptos comerciales del MERCOSUR y de la CAN. Mientras el CDS es el más importante vector de integración política suramericana, pues trata de asuntos delicados de alta política, el IIRSA trabaja con la integración física de nuestro continente, dándonos capacidad estructural de integración.

Partiendo, por lo tanto, al primer punto de nuestro estudio de caso, al tomar los planes de acción de la IIRSA y del CDS, vemos que, a pesar del discurso brasileño de promoción de la integración regional, hay una participación relativamente baja del país comparado con otros países de elevada influencia política en América del Sur, como Argentina y Venezuela u otros más periféricos, como Chile y Ecuador. Tenemos, así, en los planes de acción del CDS, entre 2009 y 2013, que de las 47 acciones planeadas en estos cuatro años, apenas 19 tuvieron participación brasileña. Cuando analizamos las acciones en las cuales Brasil es la nación clave, queda detrás de Argentina y Ecuador: al mismo tiempo que Brasilia coordinaba 6 acciones, Buenos Aires se responsabilizaba por 8 y Quito por 9. De forma casi similar, en los planes de acción de la IIRSA, de 2005 a 2012, Brasil tiene una participación relativamente baja. De las 44 acciones de la IIRSA, Brasil participa y es la nación clave en 15. Es decir, aunque tenga aproximadamente el 50% del territorio y de la población suramericana, añadidos a la producción del 45% del PIB nominal continental, Brasil es responsable por la coordinación y ejecución de solamente 23% de la suma total de los planes de acción del CDS y de la IIRSA.

Siguiendo al segundo punto de este estudio, analizamos el cumplimiento por Brasil de las acciones por las cuales se ha responsabilizado, comparándolo a otras naciones. De los planes de acción de la IIRSA, Brasil, al igual que Venezuela, no finalizó ninguna de las propuestas bajo su tutela, mientras que Argentina finalizó una y Chile dos. Cuando comparamos con las acciones en ejecución, los números muestran aún más el retraso de Brasil en las obras propuestas, ya que de las 44 acciones de la IIRSA, Brasil todavía está ejecutando 2 y pre-ejecutando 10, mientras que Argentina ejecuta 3 y pre-ejecuta 10 y los chilenos y colombianos pre-ejecutan 6 y 5 respectivamente. En el ámbito del CDS, la situación tampoco es favorable a Brasil. De las 47 acciones, apenas 11 no fueron cumplidas. Entre esas no cumplidas, 4 pertenecen a Brasilia, hecho que refuerza la afirmación que Brasil no es la nación clave de muchas acciones, a pesar de su grandiosidad política y económica y la voluntad de ser un global player. Al sumar, de las 47 acciones del CDS, el margen de cumplimento general es de 77% y la de Brasil es de solamente 33%; mientras en la IIRSA, la tasa de ejecución y conclusión de las 44 tareas del plano es de aproximadamente 64% y la de Brasil de 23%.

En resumen, Brasil, aunque tenga un papel destacado en el proceso de integración suramericano, no se enmarca en la definición neorrealista de hegemonía. No tiene una fuerza militar tan relevante, como se puede ver por la falta de acción en el CDS, ni es el único con ascendencia económica, ni tiene como pauta de su política externa la coerción. Tampoco se puede decir que se ajusta completamente a los conceptos de hegemonía defendidos por Arrighi (1997), ya que no consigue vender a la región una idea que represente un interés universal y, así, no obtiene el consentimiento total de las demás naciones.

Además, como vimos en el estudio de caso, podemos concluir que el riesgo más grande no es que Brasil venga a ser hegemónico en la región, sino que él siga negándose a pagar los costos necesarios para mantener su posición y su búsqueda por un status de global player y potencia regional en los procesos integracionistas suramericanos.


Referencias:

Amorim, Celso (2010). "Conversas com Jovens Diplomatas." São Paulo: Benvirá.

Arrighi, G. O. (1997). "Longo Século XX." Petrópolis: Vozes.

Cervo, Amado Luiz (2008). "Insenção Intenacional: formação dos conceitos brasileiros." São Paulo: Saraiva.

Cox, Robert (1993). "Gramsci, Hegemony and International Relations: An Essay in Method". En: GILL, Steven (Ed.) Gramsci, Historical Materialism and International Relations. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 49-66.

Gama, Marcos Vinícius Pinto (2010). "O Conselho de Defesa Sul-Americano e a sua instrumentalidade." En: JOBIM, Nelson et al. (Orgs.). Segurança Internacional: Perspectivas Brasileiras. São Paulo: FGV.

Gramsci, Antonio (1957). The Modern Prince. In: GRAMSCI, Antonio. The Modern Prince and Other Writings. New York: International Publishers: p. 154-5.

Habermas, Jürgen (2013). "Sobre a Guerra e Paz na Europa: Entrevista com Jürgen Habermas." Revista Impulso. Piracicaba, Ano 14, Vol. 13: pp. 119-135.

Keohane, Robert O. (1984). "After Hegemony: Cooperation and Discord in the World Political Economy." Princeton: Princeton University Press.

Rezende, Lucas (2014). "Expectativas estruturais para a América do Sul." In: MONTEIRO, Álvaro; WINAND, Érica; GOLDONI, Luiz Rogério. Defesa da Amazônia: VII ENABED. Editora UFS: São Cristovão.

Yin, Robert (2001). "Estudo de caso: Planejamento e Métodos." São Paulo: Bookman.

Zibechi, Raúl (2006). IIRSA: la integración a la medida de los mercados. Disponible en: <http://alainet.org/active/11812&lang=es>. Acceso en: 28 jun. 2014.

 
 

 

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Bruno Valim Magalhães
MSc in International Politics at the Universidade de Brasília (ongoing). BA in International Relations at the Universidade Federal de Santa Catarina (Brazil) with Erasmus International exchange in Regional Integration at the Sorbonne Nouvelle - Paris 3 (France).