Performance: Travestismos y Política en las Crónicas de Pedro Lemebel

April 19, 2016

La tesis que sostiene este artículo es la supeditada relación que existe entre las crónicas urbanas de Pedro Lemebel, La esquina es mi corazón(1995) y Loco afán. Crónicas de sidario (1996), escritas en el contexto de la pos-dictadura chilena, y su participación en las performances de Las Yeguas del Apocalipsis, presentadas durante la dictadura pinochetista, a las que consideramos una articulación entre cuerpo, política y teatralidad.1 Este texto parte de las siguientes preguntas: ¿Qué afinidad/es hay entre las crónicas literarias de Lemebel y las performances de Las Yeguas del Apocalipsis? ¿Qué relación existe entre el cuerpo, la homosexualidad, el travestismo y la performance? ¿Cómo se manifiesta ese vínculo en las crónicas de Pedro Lemebel?

En primer lugar, partimos de la enunciación de performanceque expuso Diana Taylor (2011), quien considera que si bien es difícil definirla,

implica simultáneamente un proceso, práctica, acto, episteme, evento, modo de transmisión, desempeño, realización y medio de intervención en el mundo. […]El hecho de que no se pueda definir o contener de manera definitiva es una ventaja para los artistas y teóricos que no pueden realizar sus quehaceres profesionales exclusivamente dentro de las estructuras y disciplinas previstas (Subrayado mío. 28).

Asimismo, la performancese construye, según Taylor, como un lente epistémico y metodológico, que interesa para observar la cultura y la sociedad desde lo teatral. En este sentido, es un acto de transferencia que permite que la identidad y la memoria colectiva se trasmitan a través de ceremonias compartidas o comportamientos reiterados. Desde este punto de vista, este fenómeno artístico puede ser estudiado como un modo o estrategia de acción transformadora, es decir, a partir de la manifestación, intervención y ejecución, un sujeto puede transformarse a sí mismo o bien, sus vínculos con otros mediante la utilización de lo teatral y el artificio. El artificio y el travestismo se vuelven esenciales en las performances. Estos elementos y definiciones serán propiedades fundamentales del colectivo de arte formado en plena dictadura chilena por Pedro Lemebel y Francisco Casas: Las Yeguas del Apocalipsis.

El colectivo de arte homosexual  intervino desde 1987 en el escenario chileno con diversas performances que se inscribían en el cuerpo, un cuerpo travestido, ya que ambos irrumpían vestidos de mujeres: Pedrita y Panchita. Sus acciones de protesta estuvieron orientadas, en un primer momento, a denunciar el régimen de la disciplina que el gobierno militar imponía sobre los cuerpos, y más tarde, en la democracia neoliberal de la pos-dictadura, la crítica se orientó sobre el mercado que convierte todo, especialmente la diferencia, en mercancía y en espectáculo. Sin dudas, el colectivo artístico constituye hoy un referente sustancial dentro del campo de la performance latinoamericana.

En las performancespúblicas de Las Yeguas del Apocalipsis, se pueden vislumbrar los elementos con los que Nelly Richard caracterizó a la «Escena de Avanzada» en el contexto de la dictadura chilena: el soporte artístico es el cuerpo, en este caso, el cuerpo travestido, la mezcla de géneros (pintura sobre el cuerpo, literatura, fotografía, instalaciones) y la repolitización del arte apoyada en la denuncia social contra la exclusión (y muerte) de las minorías sexuales. Y, a su vez, este colectivo artístico puede ser pensado desde la concepción de performancecomo una manera estrategia de acción transformadora, es decir, a partir de la manifestación, intervención y puesta en acto, Lemebel y Casas se transforman a sí mismos  –y sus vínculos con otros– mediante la utilización de lo teatral y el artificio. La teatralidad tatuada en los cuerpos con los ornamentos, vestuarios, maquillajes que se colocan encima permitió poner en escena los cuerpos homosexuales que en ese contexto eran silenciados y violentados.

La coyuntura de la pos-dictadura no es una época que aparece posterior al momento de la dictadura de Pinochet estableciendo un corte ideológico, cultural y económico con respecto a ella ni el retorno a la democracia implica un período de transición, como lo designa la teoría social-científica de Brunner. Por el contrario, y como sostiene, Avelar (1999), la transición epocal se dio en la misma dictadura, y el regreso a la democracia significó «la legitimación jurídico-electoral de la exitosa transición llevada a cabo por los militares, es decir, la ecuación última entre libertad política para el pueblo y libertad económica para el capital» (49). De modo que, no existiría un quiebre tajante entre ambos momentos históricos (dictadura y democracia) sino una continuidad. Este continuum se vislumbra también de las performancesde Las Yeguas del Apocalipsis montadas durante la dictadura a las posteriores producciones artísticas y crónicas literarias de Pedro Lemebel, durante la pos-dictadura,  a partir de la intervención política y ética del cuerpo travestido y  la  homosexualidad.  En la democracia neoliberal, cuando la censura parecía haber sido destituida, las acciones de Las Yeguas del Apocalipsis dejan en claro que las minorías sexuales habían sido incluidas dentro de la sociedad pero para convertirse en espectáculo del mercado, como lo explicitaron en  De la Nostalgia(1991).

Ahora bien, Pedro Mardones Lemebel decidió no solo travestirse y convertirse en Pedrita en Las Yeguas del Apocalipsis, sino que, como escritor, al tiempo que dejó de lado su apellido paterno y comenzó a usar al materno, cambió de género textual: pasó del cuento a la crónica. El cronista se conformó a sí mismo a partir de la alianza femenina que estableció desde su corporalidad travestida en las performancesdel colectivo de Las Yeguas, las cuales conforman también una acción que podríamos pensar como de travestismo. Desde este punto de vista, una pregunta que intentaremos responder y que será el eje vertebrador del artículo es ¿podríamos considerar las crónicas literarias de Pedro Lemebel como un acto de performance desde varios sentidos: el intersticio de géneros, una intervención de denuncia y protesta, la teatralidad como herramienta para hacer ver el cuerpo homosexual desde el margen y una escritura basada en una textualidad corporal?

La esquina es mi corazón(1995) es el primer libro de crónicas de Pedro Lemebel publicado en la pos-dictadura chilena en una democracia signada por la lógica del neoliberalismo. Este aspecto atraviesa todas las crónicas como a la ciudad misma. El cronista recorre las calles de un Santiago marginal bajo la pulsión del deseo de la figura de la Loca. A su paso va diagramando y configurando un espacio que el propio Lemebel denomina «la ciudad-anal» que se opone a la norma de «la ciudad real». 

La loca es la figura principal de las crónicas de Lemebel y constituye el hilo que une al escritor con el performance, entendido como aquel que realiza el acto performativo.2 Asimismo, a partir de esta figura se retoma la noción de «“género” como una categoría político ideológica no homologable al sexo, [...] “no es una actuación que un sujeto elija, sino que es performativo puesto que constituye como un efecto al sujeto que parece expresarlo” (Butler 2000: 102). La loca, según Lemebel, no es real; es una metáfora sobre la homosexualidad y la feminidad.» (Urtasun 204).  El cuerpo de la Loca (sus deseos, aspiraciones, pasiones, su marginalidad) es el cuerpo diferente que emerge en las crónicas como tema y también como acto de intervención de denuncia tanto de la marginalidad (porque a pesar de que  retornó la democracia, siguen siendo excluidos y asesinados) como de la inclusión a través del mercado, como un valor de cambio. Y por esto, las crónicas parten del fragmento, del detalle, para contraponerse a los grandes relatos que ofrece el neoliberalismo. Desde el margen, la figura que crea Lemebel es el fragmento que el cronista decide invocar, desde su propia voz, para develar lo nefasto de la sociedad chilena. Detrás de las fiestas, del deseo, las crónicas revelan la otra cara de la libertad de expresión de la democracia.

En 1996, Pedro Lemebel publica su segundo libro de crónicas, Loco afán. Crónicas de sidario.En él, deambulamos por la «ciudad sidada» narrada a partir de las historias de los habitantes, por decirlo de algún modo, de esa ciudad. Es decir, el topos se construye con los  fragmentos que se encuentran dispersos en los márgenes de la otra ciudad, la real. El cronista se vuelve testigo-protagonista de la marginalidad, el dolor e incluso la muerte ocasionada por la enfermedad.  Desde la portada del libro en el que se retrata Las dos Fridas(recreación travestida e invertida del cuadro de Frida Kahlo que habían hecho en 1989 Las Yeguas), Lemebel enlaza e inscribe su cuerpo con su letra. El performanceno dejó de existir, se desliza en la textualidad de las crónicas que devienen, casi por añadidura, en performáticas. Así, como sostiene Urtasun,

Las crónicas de Loco afánreescriben el cuerpo sidoso, no para construir explícitamente los trazos que determinan el cuerpo normalizado y normativizado sino más bien para reinscribir las marcas de una cartografía corporal posible, para destacar su recorrido, hacerlo visible. Las crónicas, al postular el cuerpo como materia escribible, es decir mostrar su condición textual, hacen visible el contrato de una mirada y una escritura, entre un punto de vista y un mapa particular del cuerpo (208).

La puesta en práctica procesual de la performancecomo forma de intervenir en el mundo que permite a los sujetos que la realizan transformarse y transformar sus vínculos con los otros parece no haber dejado nunca de cesar en Pedro Lemebel. Esta cuestión relevante es, sin duda, insoslayable cuando abordamos también su literatura. No existen dos momentos en la vida intelectual del chileno, no podemos escindir al performance del escritor. El primero aprovisiona al otro que se desenvuelve en las textualidades poéticas y barrocas. Lemebel es más que un cronista del margen, es el cronista del cuerpo del presente desde el cual las nociones esencialistas de identidad, género, nación que habían fundado y consolidado los relatos totalizadores y homogéneos de la modernidad latinoamericana deben redefinirse.

Urtasun, Marta. « Locas que importan: crónicas de sidario de Pedro Lemebel» en Anclajes, diciembre 2006. 201-213. http://ojs.fchst.unlpam.edu.ar/ojs/index.php/anclajes/article/view/273/252.


Notas:

1 Para un desarrollo ampliado de las tesis que aquí se presentan, ver http://catedraltomada.pitt.edu/ojs/index.php/catedraltomada/article/view/83/97.

2 Sería interesante revisar la tradición americana del concepto de «loca» que Daniel Link propone en «Cuerpo y memoria en América Latina: El archivo de “la loca” como sujeto colonial» a la luz de la construcción que Lemebel realiza de esta figura. El escritor argentino estudia el archivo desde la perspectiva de laperformance para pensar el cuerpo como el lugar donde se guarda la memoria. Link investiga y pone en escena los «archivos coloniales, los documentos de las nacientes repúblicas novo mundanas, los textos fundacionales de la América Latina y los partes de prensa que nos llegan desde el fondo de los tiempos, paradecirnos que hay vida en el archivo y que la memoria de esas formas de vida se sustrae a los dispositivos de disciplinamiento en el momento mismo en que éstos pretenden administrar la sexualidad americana»  (265).

 

Bibliografía

Avelar, Idelber.  Alegorías de la derrota: la ficción postdictatorial y el trabajo del duelo.Santiago de Chile: Editorial Cuarto Propio, 2000. http://www.tecc.arte.unicen.edu.ar/download/secret-invest/becas/lusnich/...

Butler, Judith. «Introducción», «Los cuerpos que importan», «Acerca del término queer», en Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del sexo. Buenos Aires: Paidós, 2002.

Lemebel, Pedro (1995). La esquina es mi corazón. Chile: Seix Barral, 2004.

.---(1996). Loco afán. Crónicas de sidario. Barcelona: Editorial Anagrama, 2000.

Link, Daniel. «Cuerpo y memoria en América Latina: El archivo de “la loca” como sujeto colonial», en A contracorriente. Una revista de historia social y literatura de América Latina, North Carolina State University, Department of Foreign Languages and Literatures, Vol. 12, N°. 1, Fall 2014. 264-277

Richard, Nelly. Fracturas de la memoria: Arte y pensamiento crítico. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2007.

.--- «Desplazamientos de soportes y borradura de las fronteras entre los géneros.» en Márgenes e Instituciones. Arte en Chile desde 1973. Santiago de Chile: Ediciones Metales Pesado, 2007. 89-98.

Taylor, Diana. «Introducción» en Taylor, Diana y Fuentes, Marcela (comps.) Estudios avanzados de performance. México: FCE, 2011.

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Regina Cellino
Profesora en Letras. Actualmente cursa la Maestría en Literatura Argentina en la Universidad Nacional de Rosario y el Doctorado en Humanidades y Artes con mención en Literatura en la Universidad Nacional de Rosario a través de una Beca Doctoral otorgada por CONICET. Se desempeña como docente en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario en la cátedra de Literatura Europea II. En mayo del 2015, dictó un seminario de Posgrado en la cátedra de Lengua y Traducción Española en la Universidad de Calabria, Rende, Italia. Ha publicado artículos científicos en diversas revistas digitales y en papel.