Discurso, Política y Afecto. Reflexiones en torno a la Teoría de la Hegemonía de Ernesto Laclau

La teoría de la hegemonía desarrollada por Ernesto Laclau constituye un aporte decisivo para el desarrollo de un pensamiento político posfundacional, aporte que está siendo crecientemente tematizado y debatido en las academias de distintas latitudes. Si gran parte de la obra de Laclau se aboca a la articulación sistemática de una lógica política entendida como lógica de producción de lo social y de sus sujetos, sus desarrollos tardíos se orientan a explicitar, a través de la creciente incorporación de las categorías psicoanalíticas lacanianas, el carácter indisociable de la dimensión afectiva en todo proceso de construcción política de una totalidad social, mostrando que los apegos ideológicos son siempre apegos afectivos. Para decirlo de otro modo, estableciendo que los procesos de identificación políticos no pueden ser comprendidos únicamente como operaciones estrictamente simbólicas o lingüísticas:

Toda sobredeterminación requiere no sólo condensaciones metafóricas sino también investimientos catécticos. Es decir que algo que pertenece al orden del afecto tiene un rol primario en la construcción discursiva de lo social. Freud ya lo sabía: el vínculo social es un vínculo libidinal. Y el afecto no es algo agregado a la significación sino consustancial a ella (Laclau, 2008: 402).

Si bien la obra de Laclau puede ubicarse en un campo heterogéneo de estudios englobados bajo la denominación general de “teorías del discurso”, podría ser pensada como una disrupción de ese campo por su elección del psicoanálisis, y de la teoría lacaniana en particular, como la única perspectiva capaz de aprehender en forma simultánea los elementos semióticos y libidinales de toda construcción discursiva de lo social. Esto lleva a postular que un análisis de tipo discursivo deconstructivo aparece como condición necesaria aunque no suficiente para entender el apego, la identificación con ciertos objetos particulares. Es preciso reconocer, entonces, que el afianzamiento de ciertos puntos nodales sólo puede comprenderse si se observa que, además de proporcionar una cristalización simbólica hegemónica, operan eficazmente sobre la dimensión afectiva. Aproximarnos a la forma en la que se presenta dicha articulación en la obra de Laclau puede aportar claridad sobre uno de los puntos centrales en torno al cual se organizan una  parte importante de los actuales debates en el campo de lo que se ha denominado izquierda lacaniana (Alemán, 2009; Stavrakakis, 2010), identificando las valiosas herramientas heurísticas que este autor ofrece para el análisis sociopolítico actual (Critchley y Marchart, 2008).

Es indudable que la teoría de la hegemonía desarrollada por Laclau capta de forma temprana y novedosa todo el impacto de la presencia de lo Real lacaniano en tanto límite del discurso (Glynos y Stavrakakis, 2008; Stavrakakis, 2010). Desde sus primeros trabajos, Laclau ha referido a la categoría de lo Real para dar cuenta de la falta constitutiva del orden simbólico, aquella “imposibilidad de la sociedad”, que es tanto límite como condición de posibilidad del necesario juego de identificación política. Este interés por abordar la dimensión negativa de lo Real aparece explicitado en el desarrollo y reformulación de los conceptos de antagonismo y dislocación. Ellos permitirían dar cuenta de la incapacidad del orden simbólico de alcanzar una significación plena, así como de la vocación del autor por complejizar la caracterización de los límites del espacio de representación (Biglieri y Perelló, 2007, 2012).

Sin embargo, lo Real no sólo es aprehendido en su dimensión negativa, sino que esta imposibilidad fundamental presenta, para Laclau, una dimensión intrínsecamente productiva: es la falta en lo simbólico la que posibilita la lógica de la construcción hegemónica. Siguiendo de cerca a Lacan, afirma que, aunque la clausura es inalcanzable por definición, su imaginarización como totalidad es siempre necesaria. Incorporando nuevos elementos de lo Real lacaniano que no lo reduzcan a su presencia dislocadora, Laclau sostiene que los límites de la significación se positivan en lo que denomina significantes vacíos. Mostrando, de este modo, una afinidad teórica inmediata con las positivaciones de lo real a través de la lógica del objet petit a lacaniana. Para Lacan, la falta de lo Real se imaginariza a través de la producción del fantasma y su ofrecimiento de un objet petit a. El objeto-causa del deseo (u objet petit a) refiere a un objeto parcial que asume la representación de la Cosa freudiana, aquella plenitud perdida/imposible. El objeto a plasma en un doble movimiento la falta en el Otro y la promesa de su satisfacción, al presentarnos un objeto milagroso como la vía de recuperación de lajouissance. La denominación del objeto a como objeto-causa del deseo da cuenta del proceso por el cual el deseo se transpone metonímicamente de objeto a objeto (Lacan,1991,2000,2005a,2005b; Zizek,1998). Desde esta perspectiva, el hecho de que el todo sea, siempre, encarnado por una parte, no es una contingencia de una situación particular, sino una característica estructural de la significación, que convierte al objeto a en uno de los elementos centrales de la ontología social lacaniana y que la teoría política laclausiana incorpora como premisa fundamental:

El conjunto de mi análisis político discursivo se estructura siempre a través de un proceso recíproco, por el que la dimensión de vacío debilita el particularismo de un significante concreto pero, a su vez, esa particularidad reacciona brindando a la universalidad un cuerpo que la encarne (Laclau, 2011:15).

Laclau subraya que el objeto parcial no representa a la Cosa, sino que es el propio objeto parcial el que asume su lugar. Dicho objeto parcial es, él mismo, el nombre de la totalidad (Laclau, 2007; 2011). Dado que no hay acceso directo a la Cosa como tal, los objetos a no son meras representaciones distorsionadas, sino que dichos objetos parciales, investidos afectivamente, encarnan la imposible la totalidad. Traduciendo esta formulación psicoanalítica al lenguaje político, Laclau señalará que la hegemonía “no es otra cosa que la investidura, en un objeto parcial, de una plenitud que siempre nos va a evadir porque es puramente mítica” (Laclau, 2007: 148). Es por esto que los significantes vacíos son importantes para la política (Laclau, 1996): si la dislocación es una característica irreductible de la realidad sociopolítica, la producción hegemónica de significantes vacíos (significantes de la falta) representa el esfuerzo permanente y necesario de rellenado de esa falta constitutiva: “la lógica del objeto a y la lógica hegemónica no son sólo similares: son simplemente idénticas” (Laclau, 2007: 149). Se trata de dos formas de nombrar la misma operación, el mismo proceso, por el cual una particularidad se vacía de contenido y pasa a ser el nombre de una universalidad inconmensurable.

Laclau advierte que si bien no hay no ningún contenido óntico predestinado a cumplir la función de representación de la totalidad, esto no debe llevarnos a pensar que se trate de un objeto intercambiable a voluntad de las fuerzas sociales. Dado que lo que el objeto encarna es una plenitud inalcanzable, que carece de contenido positivo, el proceso por el cual una determinada particularidad adquiere una centralidad inesperada, convirtiéndose en el nombre de algo que la excede, está necesariamente atravesado por la dimensión afectiva. En términos psicoanalíticos, un objeto parcial se convierte en el objeto pleno de investidura catéctica. En términos políticos, una demanda se convierte en el objeto de una investidura radical. Para explicar el cómo y el porqué de tal proceso, no basta con analizar las operaciones de significación sino que es necesario referir a una dimensión cualitativamente diferenciada: el afecto. “El afecto (es decir, el goce) constituye la esencia misma de la investidura, mientras que su carácter contingente da cuenta del componente “radical” de la fórmula” (Laclau, 2007:148).

De lo dicho hasta aquí, se desprende que para Laclau toda formación hegemónica (o discursiva) no sólo articula la lógica de la equivalencia y de la diferencia, sino que necesariamente implica una ligazón emocional. La categoría de discurso propuesta por Laclau refiere a este momento relacional constitutivo entre lo lingüístico y lo afectivo. “Los complejos que denomino “discursivos” incluyen dimensiones tanto afectivas como lingüísticas y, ergo, no pueden ser afectivos ni lingüísticos” (Laclau, 2008: 375). Imposible ya establecer una dicotomía entre las dimensiones de la significación y del afecto. En lugar de presentar un dualismo analítico, Laclau buscará especificar este abordaje relacional de la significación y el afecto a partir de referir a la forma y fuerza de todo discurso (Laclau, 2007; 2008). Si lo social es sinónimo de producción discursiva y, a su vez,  lo discursivo se estructura necesariamente a partir de movimientos retóricos, entonces, la retórica es siempre inherente a la gramática y a la lógica social. Ahora bien, si la retórica es la que permite comprender la forma que adquiere la construcción hegemónica (la sobredeterminación o condensación metafórica que posibilita la operación significanta) ella no logra aprehender la fuerza que la explica como tal y da cuenta de su permanencia. Como hemos dicho, toda construcción hegemónica (toda operación discursiva) requiere no sólo de condensaciones metafóricas sino también de investimentos catécticos (Laclau, 2007; 2008). Este doble movimiento estructural por el cual una parcialidad logra encarnar la plenitud mítica, supone referir a la presencia de lo Real dentro de lo simbólico; es decir, a la existencia de catexias diferenciadas que invisten a los objetos parciales. El afecto implica un desnivel constitutivo en tanto discontinuidad radical entre un objeto y otro, discontinuidad que sólo puede ser entendida en términos de una catexia diferencial. Premisas teóricas que se materializan en el estudio del populismo que propone Laclau (2007).

Continuar profundizando en esta perspectiva de análisis se presenta como una tarea imprescindible para la teoría política actual. Profundizar en la reflexión sobre el afecto permite abordar de forma renovada tanto procesos políticos y sociales actuales (la crisis europea, la emergencia de gobiernos populares en América Latina, el consumismo, el narcotráfico, los fanatismos religiosos, entre otros), como aquellos que signaron la historia del siglo XX (los fascismos europeos, las dictaduras del cono sur o el stalinismo soviético), evitando caer en un reduccionismo institucionalista o racionalista de la política. 


Nota

Para un desarrollo ampliado de las tesis que aquí se presentan, ver:http://www.revistacienciapolitica.cl/2014/articulos/afecto-en-la-politica-ernesto-laclau/

Bibliografía            

Alemán, Jorge. 2009. Para una izquierda lacaniana… Intervenciones y textos. Buenos Aires: Grama ediciones.

Biglieri, Paula y Perelló, Gloria (eds.). 2007. En el nombre del pueblo: la emergencia del populismo kirchnerista. Buenos Aires: UNSAM Edita.

--- 2012. Los usos del Psicoanálisis en la Teoría de la Hegemonía de Ernesto Laclau, Buenos Aires: Grama Ediciones.

Critchley, Simone y Marchart, Oliver (comps.). 2008. Laclau: aproximaciones críticas a su obra, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Glynos, Jason y Stavrakakis, Yannis. 2008. “Encuentros del tipo real. Indagando los lìmites de la adopción de Lacan por parte de Laclau”. En Laclau: aproximaciones críticas a su obra, compilado por Critchley, Simone y Marchart, Oliver.

Lacan, Jacques. 1991. El seminario. Libro 7. Buenos Aires: Paidós

--- 2000. El seminario. Libro 8. Buenos Aires: Paidós

--- 2005a. Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI

--- 2005b. Escritos 2. Buenos Aires: Siglo XXI

Laclau, Ernesto. 1993. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo, Buenos Aires: Nueva Visión

--- 1996. Emancipación y Diferencia­, Buenos Aires: Ariel

--- 2007. La razón populista, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica

--- 2008. “Atisbando el futuro”. En Laclau: aproximaciones críticas a su obra, compilado por Critchley, Simone y Marchart, Oliver

--- 2011. Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica           

Laclau, Ernesto y Mouffe, Chantal. 2010. Hegemonía y Estrategia Socialista. Hacia una radicalización de la democracia, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Stavrakakis, Yannis. 2010. La izquierda lacaniana. Psicoanálisis, teoría, política, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Zizek, Slavoj. 1998. El sublime objeto de la ideología, Buenos Aires: Siglo XXI.

--- 1999. El acoso de las fantasías, Buenos Aires: Siglo XXI.

--- 2004. Las metástasis del goce. Seis ensayos sobre la mujer y la causalidad, Buenos Aires: Paidós.

--- 2004b. ¡Goza tu síntoma! Jacques Lacan dentro y fuera de Hollywood, Buenos Aires: Nueva Visión. 

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